El Día Internacional del Trabajador, también conocido como el Día del Trabajo o el Primero de Mayo, se celebra en muchos países del mundo cada 1 de mayo. Simboliza la lucha histórica de los trabajadores por conseguir mejores condiciones laborales, derechos y protecciones.
Nos cuenta la historia que el 1 de mayo de 1886, los trabajadores de Chicago (Estados Unidos) iniciaron una huelga general para exigir la reducción de la jornada laboral a ocho horas diarias.
Se trató de una huelga que se prolongó durante varios días y se enfrentó a la represión violenta de las autoridades, lo que provocó la muerte de varios trabajadores. Tras estos acontecimientos, la lucha por la jornada laboral de ocho horas se extendió por todo el mundo y se convirtió en una de las principales reivindicaciones de los trabajadores.
El lema, que se repitió también en otros países, era: “Ocho horas para el trabajo, ocho para el sueño y ocho para la casa”. Por ese entonces, las condiciones laborales eran pésimas y era habitual que los empleados tuvieran que cumplir con jornadas de 12, 16 y hasta 18 horas diarias.
En 1889, en París, se celebró el Congreso Internacional de la Segunda Internacional Socialista en donde se declaró el 1 de mayo como el Día Internacional del Trabajador en homenaje a los mártires de Chicago y en reconocimiento a la lucha de los trabajadores por sus derechos y condiciones laborales justas.
Desde entonces, el 1 de mayo se ha convertido en una fecha simbólica para la lucha de los trabajadores, que reivindican sus derechos y reafirman su compromiso con la justicia social y la igualdad.
En Tucumán hay hitos como la huelga azucarera de 1916 o el “Tucumanazo” en 1969 que en un contexto dictatorial representó una manifestación masiva en pos de derechos laborales y civiles. En el caso de las huelgas azucarera, aunque en su momento fueron duramente reprimidas lograron importantes conquistas para los trabajadores, como el reconocimiento de los sindicatos.
En Argentina, a lo largo de la historia el 1° de mayo fue cambiando de la mano de la integración del Movimiento Obrero a la cultura y formas políticas. Ese cambio del sentido de la lucha, al sentido de la fiesta fue propugnado por el peronismo, que ofreció a los trabajadores una festividad, contraponiéndola a la idea anterior de conflicto.
Durante el gobierno de Perón, se promulgaron leyes que otorgaban mayores derechos y protección a los trabajadores. En 1944, se estableció el Estatuto del Peón, que establecía un salario mínimo y regulaba las condiciones de trabajo en el campo. En 1947, se sancionó la Ley de Asociaciones Profesionales, que otorgaba el derecho a la sindicalización y a la negociación colectiva.
Además, se creó el Instituto Nacional de Previsión Social (INPS) para proteger a los trabajadores en materia de salud y seguridad social, y se implementó el aguinaldo, un pago anual adicional que reciben los trabajadores.
El peronismo significó dignidad y derechos para los trabajadores y trabajadoras, una ilusión construida a base de conquistas importantes sobre la regulación del trabajo, de los salarios, las vacaciones pagas, asignaciones familiares y otras compensaciones.
A partir del 2003 durante el gobierno de Néstor Kirchner se sumaron políticas para proteger los derechos de los trabajadores migrantes, promover la igualdad de género en el ámbito laboral y se fortaleció la presencia de los sindicatos en la toma de decisiones políticas. Sosteniendo el compromiso histórico del peronismo en la defensa de los derechos de los trabajadores, durante los gobiernos de Néstor Kirchner y luego de Cristina Fernández de Kirchner se promovieron políticas destinadas a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras.
Hoy las manifestaciones por el Día del Trabajador y la trabajadora convocan a miles de personas en todo el mundo, y se continúa reivindicando la importancia del trabajo digno, la protección social, la seguridad laboral y el derecho a la negociación colectiva, entre otros temas relacionados con los derechos laborales.