Los veteranos y los caídos de Malvinas, siempre en nuestra memoria

Como cada 2 de abril rendimos homenaje a las veteranas y los veteranos, a los caídos y a sus familiares. Pasaron 41 años del conflicto del Atlántico Sur, y como hace ya casi 200 años, cobra plena vigencia el reclamo por el ejercicio de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes.

Este día fue establecido por ley del Congreso nacional en el año 2000 y el 2 de abril se declaró, además, feriado nacional. A 41 años del conflicto del Atlántico Sur la palabra Malvinas aperece en todas nuestras escuelas para que toda la comunidad educativa, fortalezca y acompañe la enseñanza de Malvinas en todas las instituciones educativas del país. Eso es una política pública y habla de un Estado presente que la Memoria cumpla su rol educativo en las nuevas generaciones.

Además mantenemos viva la llama de la memoria de los 649 argentinos, 25 de ellos tucumanos que dejaron su vida por recuperar para Argentina ese pedacito de tierra tan añorada y tan nuestra. Y con la particularidad de que de esos 25 valerosos tucumanos, 23 compartieron el destino común de morir a bordo del Crucero General Belgrano, torpedeado y hundido por los ingleses el 2 de mayo de 1982. Los dos que faltan son Andrés Folch y Manuel Zelarayan, soldados identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en el cementerio malvinense de Darwin, cuyos familiares esperaron décadas para tener una versión clara de lo que había ocurrido con sus caídos. El pueblo argentino seguirá utilizando todas las estrategias diplomáticas y todas las posibilidades que brinda la política para que la Soberanía argentina sobre las Islas sea reconocida nuevamente por el planeta entero.

Mientras tanto como un imperativo ético guardemos los nombres y los hechos históricos que definieron a estos 25 héroes tucumanos que cayeron en Malvinas. Tomamos de esta nota publicada por Guillermo Monti https://shortest.link/iajS la lista  completa de los 25 héroes tucumanos y algunos detalles de sus vidas:

  • Roque Ramón Quintana, el “Coqui, de Santa Rosa de Leales que hoy tiene un monumento su comuna.
  • José Humberto Rodríguez, infante de marina. Estaba casado con Blanca y tenía tres hijos (José, Cristina y Karina) cuando embarcó en el Belgrano.
  • Omar Madrid, reclutado en Tucumán, aunque repartía su tiempo entre Tucumán y Salta .
  • Jorge Luis Vélez amaba el fútbol, el tango, el boxeo y las plantas. Y le gustaba cantar “La pulpera de Santa Lucía”.
  • Juan Edelmiro Barrionuevo, casado con Edith y padre de Jorge y de Cynthia.
  • Miguel González cuyo cuerpo yace en el cementerio de Monteagudo. Es el único de los tucumanos que no descansa en el Atlántico Sur.
  • conscripto Enrique Maciel Talavera pertenecía a la Marina. Estaba a bordo del crucero General Belgrano.
  • Marcelino Guerrero, se estaba por casar en Buenos Aires cuando fue convocado a la guerra. Era de Tala Pozo, Burruyacu.
  • Mario González se había salvado del hundimiento del crucero, pero en medio del oleaje y del frío intentó cambiar de balsa para cederle su lugar a un camarada. Y ya no volvieron a verlo.
  • Oscar Quipildor está inmortalizado en una avenida, una rotonda, una escuela, un salón del Alto Comando de la Armada y en dos monumentos: uno en Santa Fe, otro en Usuahia.
  • José Alberto Romero había nacido en Bella Vista. Junto a su familia se había instalado en  Buenos Aires. Estaba casado con Liliana y practicaba natación y apicultura.
  • Mario Enrique Flores embarcó cuando tenía un hijo de 11 meses.
  • Néstor Corbalán de La Posta (al sur de la provincia, a la vera de la ruta 38). Antes de partir a Malvinas le organizaron una fiesta en la comuna.
  • José del Carmen Orellana era un chico de Sauce Huacho (Graneros) que amaba el mar. Por eso eligió la Marina como un destino. A la última carta que le envió a su esposa, Genoveva, la firmó diciendo “Tu Héroe”.
  • La familia de Manuel Alberto Medina se había mudado de Tucumán a Villa Celina, en Buenos Aires. “Mami, no quiero ir”, le confesó a Celia en una carta. Recién empezaba el servicio militar.
  • Juan Carlos Reguero era de Taruca Pampa y, de chico, se imaginaba panadero. Decía que el Belgrano era un barco viejo y lleno de ratas. Hoy un busto lo recuerda en San Fernando (Buenos Aires).
  • Claudio Condorí era de Rodeo Grande (Trancas). Tenía 21 años cuando subió al buque.
  • Ángel Ricardo Juárez fue embarcado en el Belgrano cuando tenía 16 años. Un adolescente en el teatro de operaciones. Había iniciado el secundario en Ranchillos y a los 15 años ingresó a la Escuela de Mecánica de la Armada.
  • Miguel Roberto Paz, maquinista del barco, nunca supo que iba a tener una hija, estaba casado con Estela Maris con quien habían tenido a Javier y de César. Pero Miguel no llegó a conocer a Andrea.
  • A Juan Rolando Galván su familia lo llamó “el santo de Río Seco”. Un barrio y una plazoleta de esa localidad llevan su nombre, al igual que un pasaje del barrio Tiro Federal.
  • René Antonio Escobar era fanático de San Martín y no dejó fotos vestido de uniforme. Su familia conserva la postal que envió desde el Belgrano, con una dedicatoria.
  • Víctor Antonio Nieva trabajaba para ayudar a su madre, Ángela. Se enroló en la Marina y navegó alrededor del mundo. Falleció en Malvinas. Era de Aguilares.
  • Francisco Alfredo Gálvez había pasado por la escuela Mitre y por el Tulio, y en un primer momento eligió el Colegio Militar, pero le dijo adiós a esa carrera para estudiar Ingeniería. No escapó de su destino: la conscripción lo derivó a la Armada. Y de allí al Belgrano.

Honrar el dolor por los caídos en combate, nunca dejar que el olvido y la falta de reconocimiento sobre sus historias se imponga es una tarea y un mandato. Parte de ese homenaje a los héroes es nunca claudicar en la reafirmación de los legítimos derechos soberanos de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur, los espacios marítimos circundantes y el Sector Antártico Argentino.

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